Distribuye sensores de temperatura, humedad y presión diferencial a alturas y ubicaciones representativas, no solo en CRAC o CRAH. Mide antes y después de rejillas, pasillos, puertas y zonas críticas. Integra potencia por rack, estado de ventiladores y válvulas. Normaliza tiempos, calibra sondas y depura datos corruptos. La visibilidad granular permite detectar recirculaciones locales, bloques de cables mal ubicados y filtros saturados. Sin telemetría confiable, el control recurre a conjeturas. Con ella, cada motor, compuerta y bomba se mueve con propósito y transparencia.
Los modelos de aprendizaje automático correlacionan carga, clima y respuesta térmica para recomendar nuevos setpoints y secuenciar equipos con menos energía. Implementa salvaguardas, límites y explicabilidad para ganar confianza operativa. Empieza con recomendaciones y luego habilita automatización supervisada. En picos, el sistema anticipa y desacopla inercias térmicas; en valles, consolida caudales y apaga compresores innecesarios. Lo crucial es la calidad de datos y un bucle de mejora que compare predicho versus real. Con disciplina, se consolidan ahorros sostenibles sin sacrificar resiliencia.
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