
Un supermercado de 2.400 metros cuadrados sustituyó fluorescentes por LED de alta eficacia e incorporó sensores en pasillos poco transitados y atenuación por luz natural en cajas cercanas a la fachada. Logró una reducción energética del orden esperado, mejoró la lectura de etiquetas y redujo reposiciones por fallas. El personal reportó menos fatiga visual y la dirección valoró reportes mensuales del sistema de control. Ajustes finos en horas pico evitaron parpadeos perceptibles y mantuvieron una experiencia de compra agradable.

Una empresa tecnológica adoptó luminarias LED regulables y un sistema conectado con escenas para concentración, colaboración y presentaciones. Sensores de ocupación por zonas y aprovechamiento de luz natural estabilizaron niveles durante la jornada. El equipo de TI integró datos con su BMS para alertas y mantenimiento. Encuestas internas reflejaron mayor confort y menos quejas por deslumbramiento. Con revisiones trimestrales, calibraron niveles mínimos para noches de guardia, manteniendo seguridad y ahorros. La flexibilidad impulsó productividad y satisfacción del personal.

En una bodega con techos altos, reemplazar halogenuros metálicos por campanas LED con ópticas precisas y sensores de presencia por pasillo redujo consumos y mejoró la seguridad. Se programaron niveles de espera bajos y aumentos rápidos al detectar movimiento, evitando encendidos permanentes. La robustez térmica y drivers de calidad minimizaron fallos. Con analítica, identificaron zonas siempre sobreiluminadas y ajustaron escenas. El retorno de inversión fue acelerado por la caída de mantenimiento y menor tiempo perdido en cambios de lámparas en altura.
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